¿Por qué las gasolineras de los grandes hipermercados pueden vender su producto más barato?

"¿Dónde repostas ? ¿En Alcampo? Buah". Tu interlocutor te contempla con cierto desprecio inquisitivo. Te observa de los pies a la cabeza, y, acto seguido, gira su rostro, lanzando una displicente mirada a tu pobre Seat Ibiza. "Eso es malísimo para tu coche. Yo al mío lo cuido, ¿sabes?". Y esa interrogación final, ese "¿sabes?", resuena por las cuatro esquinas de tu cerebro. Como un eco, te acompaña al hipermercado. Te lleva de vuelta a casa. Se introduce en la cama, te arropa con calidez. "¿Estaré haciendo lo correcto?", te planteas durante el desayuno, poco después de que el tono respingón de tu amigo se reproduzca en tu memoria por enésima vez. La leyenda urbana se ha propagado, y en caso de que conduzcas, es improbable que no te haya llegado. Las gasolineras blancas venden tan barato porque su producto es de muy baja calidad. Malo. De otro modo, ¿por qué iban a venderlo a un precio tan bajo? ¿Qué otra explicación podría